En la vida hay versus clásicos como el América-Chivas, Ingeniero y Licenciado, y hasta Marvel contra Capcom, pero hay uno que no nos deja dormir -bueno, tampoco para tanto-: la cerveza en lata vs. en botella. Platicamos con dos cheleros profesionales para que nos contaran las ventajas y desventajas sobre los dos envases. Y de paso, que nos revelaran la verdad sobre algunos mitos alrededor de esta refrescante bebida.
¿Tú qué prefieres?
Hicimos una encuesta rápida a 35 individuos de nuestra redacción y solo una persona eligió la lata. Los motivos más comunes para preferir la botella fueron: sabor e higiene. Aunque factores como la temperatura y el formato también se comentaron: “es como la Coca, en vidrio sabe mejor”; “la lata es como de tiendita, para aplicar la caminera”; “se mantiene fría más tiempo”.
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La realidad es que, a pesar de que la cerveza no “se debe” beber directamente del envase, la botella es el contenedor favorito. Jesús Pacheco, editor del periódico máspomás nos cuenta: “yo compro botella porque no encuentro la cerveza que me gusta en lata, además se enfría más rápido”. ¡Denle una cerveza a esa hombre! Tiene toda la boca llena de razón. Pocas cerveceras artesanales de México enlatan su producto: Ocho Reales, Cancún, Patito y recientemente 10 mil pies son algunos ejemplos. Y sí, la lata es más fácil de enfriar, aunque también se calienta más rápido.
Pero ¿qué mitos existen detrás de los dos empaques? Lidia Jauregui, Gerente de Mercadotecnia de Cervecería Minerva, asegura que “el consumidor piensa que la lata es más barata, pero en Estados Unidos están en la transición de la botella a la lata”. Y esa, es solo una de varias creencias alrededor del envase de aluminio. A continuación un bonito cuadro que aclara algunos factores que pueden afectar el producto final:
Cerveza en lata vs. botella
“Los dos grandes enemigos de la cerveza son la luz y el oxígeno”, cuenta Gerardo Cárdenas, Maestro Cervecero de Cerveza Patito y en lata la chela no se quema, es decir, no cambia su color, aroma y sabor-. “La lata es como un barrilito bebé”, asegura Lidia. Aunque la botella ámbar se defiende en un porcentaje mínimo.
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Si eres de los que deja una lata por estar abollada, no eres el único. Según nos cuenta Lidia, “las latas de comida tienen un recubrimiento para que no entre en contacto el alimento con el material, ese recubrimiento es lo que con un golpe puede contaminar el alimento, pero en la actualidad es más resistente y el aluminio no lo tiene, entonces una lata no es tóxica”.
Lo que nadie dice, es el eritorbato de sodio -un aditivo alimentario- y la vitamina C, que algunas cerveceras utilizan como antioxidantes y no anuncian como ingredientes en la botella. El motivo: evitar la decoloración de la cerveza debido a la exposición de luz. “En el caso de la lata, el consumidor no percibe el contenido, por lo que es probable que no se necesite”, asegura Sonia Huerta, química en alimentos de la empresa Döhler.
Hablemos de reciclaje
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Tanto la botella como la lata están hechas de material reciclable. La diferencia radica en el anillo de la lata -mejor conocido como huarache-, pues “está hecho de una aleación con otros metales, lo que dificulta el reciclaje”, afirma Patricia Ramírez, del centro de reciclado Recupera del Valle. En cambio, el vidrio es 100% reciclable y se puede someter a ese proceso las veces que sea necesario.
¿Y el sabor apa’?
Para Gerardo, “el cambio de sabor es algo subjetivo, el líquido no está en contacto con el aluminio. Tiene un material especial de grado alimenticio que no afecta su sabor”. Sin embargo, Sonia, asegura que el sabor de un líquido puede verse afectado, dependiendo de la calidad del envase. “El aluminio de las grandes cerveceras del país es muy bueno. El tema también va ligado a la vida en anaquel”. O sea, un empaque como el vidrio si no está bien sellado, puede permitir el ingreso de oxígeno, lo que provoca oxidación.
Qué fue primero, ¿la lata o la botella?
No es una pregunta capciosa, la chela se sirvió en botella hace más de 4 siglos y fue hasta 1935 que se enlató. Al menos, en Estados Unidos. Según un reportaje publicado en la revista Wired, la compañía Gottfried Krueger Brewery comenzó a experimentar con la lata desde 1909, pero el gas hacía que éstas explotaran. Veintiséis años después y la época de la prohibición de intermedio, lograron controlar el Co2 agregando una película al envase que en ese entonces se hacía de acero. ¿Te imaginas tener que destapar una chela con un abrelatas? Por fortuna, en 1958 llegó el aluminio a la vida de la cerveza.
Patito de Yucatán, fue una de las primeras cervecerías en lanzar una chela artesanal en lata. Según cuenta Gerardo, fue un tema complicado, pero optaron por este envase porque es mejor para conservar la calidad del líquido. Aunque hace poco incorporaron el vidrio a sus chelas edición especial. “Nos dimos cuenta que al consumidor mexicano le gusta más la botella. Al final del día es lo que te guste, entonces decidimos tener esta versatilidad”.
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Minerva es un caso que optó por quedarse con la botella. “El pasar a la lata puede ser un gran riesgo”, asegura Lidia, pero la compañía lanzó una marca hermana exclusivamente en lata, llamada 10 mil pies.
Resulta curioso que a pesar de que en México la mayoría de las chelas se venden en botella, el futuro pinta a favor de la cerveza en lata. “Dentro del mundo de lo artesanal la tendencia en otros países está muy clara: seguir migrando a la lata para perseguir el tema en cuanto a calidad”, sostiene Jauregui.
Por último, es importante aclarar que según los cerveceros, la chela nunca se debe de tomar del envase. “Es como el vino, hay que darle oportunidad de efervecer un poco para tener una capa de espuma y que no se oxide, así como poder percibir los aromas y los sabores”, afirma Gerardo.
Sabemos que esta nota no cambiará tu forma de beber cerveza, pero de menos ya estás más informado. Y tú, ¿quién eres? Digo.. ¿qué prefieres?